2008/11/30

Consumir menos, vivir mejor, un libro imprescindible

Toni Lodeiro es educador ambiental. En mayo de 2008 publicaba en Txalaparta un muy aconsejable libro, "Consumir menos, vivir mejor", una guía de la buena vida desde perspectivas sostenibles, justas y verdaderamente globalizadas. Se puede consultar también en internet en http://www.nodo50.org/consumirmenosvivirmejor/ , una página en la que se cuenta la historia del libro, se actualiza con nuevos datos y direcciones, se responde a las dudas que puedan surgir sobre el contenido del libro, y contiene además una agenda de actos de presentación del libro en diferentes lugares.
Ah, y gracias por citar esta página en el libro.

2008/11/10

¿Nuevo capitalismo? NO

Hace unos días varias personas de distintos países y posiciones políticas suscribieron el texto que copio a continuación. Es una llamada de atención, una protesta, la expresión de la alarma que sentimos ante la crisis y las posibles salidas que se barajan. No podemos ser cómplices.

“¿Nuevo capitalismo?”

Ha llegado el momento del cambio a escala pública e individual. Ha llegado el momento de la justicia

La crisis financiera esta de nuevo aquí destrozando nuestras economías, golpeando nuestras vidas. En la última década sus sacudidas han sido cada vez más frecuentes y dramáticas. Asia Oriental, Argentina, Turquía, Brasil, Rusia, la hecatombe de la Nueva Economía, prueban que no se trata de accidentes fortuitos de coyuntura que transcurren en la superficie de la vida económica, sino que están inscritos en el corazón mismo del sistema.

Esas rupturas que han acabado produciendo una funesta contracción de la vida económica actual, con el aumento del desempleo y la generalización de la desigualdad, señalan la quiebra del capitalismo financiero y significan la definitiva anquilosis del orden económico mundial en que vivimos. Hay pues que transformarlo radicalmente.

En la entrevista con el Presidente Bush, Durao Barroso, Presidente de la Comisión Europea, ha declarado que la presente crisis debe conducir a “un nuevo orden económico mundial”, lo que es aceptable, si éste nuevo orden se orienta por los principios democráticos –que nunca debieron abandonarse – de la justicia, libertad, igualdad y solidaridad.

Las “leyes del mercado” han conducido a una situación caótica que ha requerido un “rescate” de miles de millones de dólares, de tal modo que, como se ha resumido acertadamente, “se han privatizado las ganancias y se han socializado las pérdidas”. Han encontrado ayuda para los culpables y no para las víctimas. Es una ocasión histórica única para redefinir el sistema económico mundial en favor de la justicia social.

No había dinero para los fondos del Sida, ni de la alimentación mundial… y ahora ha resultado que, en un auténtico torrente financiero, sí que había fondos para no acabar de hundirse los mismos que, favoreciendo excesivamente las burbujas informáticas y de la construcción, han hundido el andamiaje económico mundial de la “globalización”.

Por eso es totalmente desacertado que el Presidente Sarkozy haya hablado de realizar todos estos esfuerzos con cargo a los contribuyentes “para un nuevo capitalismo”!… y que el Presidente Bush, como era de esperar en él, haya añadido que debe salvaguardarse “la libertad de mercado” (¡sin que desaparezcan los subsidios agrícolas!)…

No: ahora debemos ser “rescatados” los ciudadanos, favoreciendo con rapidez y valentía la transición desde una economía de guerra a una economía de desarrollo global, en que esa vergüenza colectiva de inversión en armas de 3 mil millones de dólares al día, al tiempo que mueren de hambre más de 60 mil personas, sea superada. Una economía de desarrollo que elimine la abusiva explotación de los recursos naturales que tiene lugar en la actualidad (petróleo, gas, minerales, coltán…) y se apliquen normas vigiladas por unas Naciones Unidas refundadas -que incluyan al fondo Monetario Internacional, al Banco Mundial “para la reconstrucción y el desarrollo” y a la Organización Mundial del Comercio, que no sea un club privado de naciones, sino una institución de la ONU- que dispongan de los medios personales, humanos y técnicos necesarios para ejercer su autoridad jurídica y ética eficazmente.

Inversiones en energías renovables, en la producción de alimentos (agricultura y acuicultura), en la obtención y conducción de agua, en salud, educación, vivienda,… para que el “nuevo orden económico” sea, por fín, democrático y beneficie a la gente. ¡El engaño de la globalización y de la economía de mercado debe terminarse! La sociedad civil ya no será espectador resignado y, si es preciso, pondrá de manifiesto todo el poder ciudadano que hoy, con las modernas tecnologías de la comunicación, posee.

¿”Nuevo capitalismo”?. No!

Ha llegado el momento del cambio a escala pública e individual. Ha llegado el momento de la justicia.

Federico Mayor Zaragoza - Francisco Altemir - José Saramago - Roberto Savio - Mario Soares - José Vidal Beneyto

Puedes encontrar este Manifiesto en El Cuaderno de Saramago. Difúndelo.

Carlos Taibo: "...tenemos que reducir el crecimiento y el consumo"

Totalmente de acuerdo con Carlos Taibo. Parece que empiezan a oirse voces decrecentistas, ¡da igual que no se utilice el término!, por si alguien no ha podido leer la entrevista de Carlos Taibo, aquí dejo el enlace a Diario de Noticias: http://www.noticiasdenavarra.com/ediciones/2008/11/08/economia/espana-mundo/d08esp39.1413653.php

2008/11/02

Decrecimiento, más alla del anti-capitalismo

Durante estos tiempos de crisis capitalista, rescates sin escrúpulos, vaivenes bursátiles e incertidumbre general, están apareciendo multitud de artículos que ponen su granito de arena en hacer de la idea del decrecimiento algo menos ajena a lo que venía siendo, sobretodo en el ámbito de la izquierda alternativa.Cierto es, como bien expresan muchos de estos textos, que la acumulación para unos pocos intrínseca al capitalismo está en la base de la espiral autodestructiva reinante, que la explotación capitalista del mundo lo está llevando a su ruina humana y ecológica, que decrecer es imperativo ante los límites energéticos y materiales de un planeta exhausto por la sobre-explotación.Pero cierto es también, que la idea de decrecimiento, además de romper de frente con el capitalismo, rompe con otros dogmas de los que la doctrina imperante no es dueña exclusiva. El decrecimiento no olvida que el “desarrollo”, el “Progreso”, el “Avance de la sociedad”, más allá de control del capital o de la organización social, han sido las constantes incuestionables de la historia, y que son sinónimo no sólo de crecimiento en el estricto sentido económico, sino también del aumento de la complejidad, de la tecnificación de la vida, de la especialización total, de la mayor acumulación de poder, de la uniformización global, de la explotación y tantos otros males cuya solución se presenta, qué casualidad, apretando la misma tuerca que los ha causado.No me parece oportuno olvidar, sobretodo en tiempos de afanada búsqueda de alternativas como estos, las enseñanzas de Ivan Illich cuando afirmaba que, pasado cierto límite, se pierde el control sobre las herramientas que, aunque creadas para hacernos más libres, acaban por dominarnos[1]. Mucho tiene esto que ver, al final, con la contundencia con la que André Gorz expresaba que “cada pancarta que proclama 'queremos trabajo', proclama la victoria del capital sobre una humanidad esclavizada de trabajadores que ya no son trabajadores pero que no pueden ser nada más”[2]. Igual de certeras me parecen las palabras de Jacques Ellul cuando aseguraba que es imposible dirigir el avance de la Técnica[3] que, ni buena ni mala, sólo persigue su propio desarrollo, de imprevisibles consecuencias en una espiral dónde, para cada avance positivo, los problemas creados son cada vez más inabordables[4].El decrecimiento, al que estos autores y muchos más han ido dado forma a lo largo ya de décadas, pone el énfasis en la vuelta a lo local, a lo cercano, lo simple. Se presenta incompatible con todo sistema empeñado en añadir capas de complejidad al funcionamiento de un mundo cuya globalidad ya nadie comprende.La apuesta por el decrecimiento no es simplemente anti-capitalista, sino esencialmente anti-burocrática, anti-especialista, anti-potencial, anti-productivista y busca dar lugar a un mundo dónde además de la sostenibilidad, primen los valores humanos por encima de los de la Técnica y la economía.No se trata de volver a la frondosidad de los bosques y a la luz de las hogueras, sino de cuestionar a fondo cada paso, de establecer prioridades y límites para desmontar las complejidades de un sistema que, a pesar de las fachadas democrática, es controlable únicamente por un grupo reducido de expertos aprobados por el Poder de turno.Sólo desterrando el mito del Progreso podremos apreciar con mayor claridad que si es vergonzoso inyectar fondos públicos en bancos y mercados, no lo es menos lanzar cohetes, acelerar partículas, investigar la fusión nuclear o impulsar infinidad de otros proyectos civiles y militares ejecutados por los gobiernos y corporaciones de turno. Imposible es obviar el papel de una economía productivista y globalizada en todos estos procesos que obstinados en el “avance de la humanidad”, condenan a la miseria a su mayor parte.
Notas:
[1]. “La convivencialidad”. Ivan Illich.
[2]. “André Gorz Vive, la lucha ecologista sigue”. Florent Marcellesi
[3]. Entiéndase la Técnica como “la elección del método más eficiente para alcanzar un objetivo, sin miras a factores humanos o ecológicos que pudiesen condicionarlo”, según J. Ellul. Más tarde, Serge Latouche incorporará el factor económico (rentabilidad) a los análisis de Ellul y desarrollará el concepto de la Megamáquina.
[4]. “Jacques Ellul, l'homme qui avait presque tout prévu” Jean-Luc Porquet.Héctor A. San Juan Redondo. Decrecimiento, más allá del anti-capitalismo

(Artículo tomado de http://www.decrecimiento.info/ Mila esker)