2008/10/05

¿Es el decrecimiento una utopía realizable?

Desde este punto de vista, la reivindicación de la bioeconomía de Georgescu-Roegen vendría a oponerse, precisamente por el carácter radical de la misma, al ecologismo meramente reformista que sigue defendiendo el concepto de “desarrollo”. Se sugiere así que en el mundo actual hay ya ecologismos de distintos tipos y que el decrecimiento es necesario para un ecologismo consecuente, pues no podemos seguir produciendo refrigeradores, coches o aviones a reacción mejores y más grandes sin producir al mismo tiempo también residuos "mejores" y más grandes. Lo que significa, como afirmaba Georgescu-Roegen, que el proceso económico es de naturaleza entrópica. Y siendo eso así, ¿qué tipo de economía oponer a las economías aún dominantes? Lo que los teóricos del decrecimiento llaman economía sana o decrecimiento sostenible se basaría en el uso de energías renovables (solar, eólica y, en menor grado, biomasa o vegetal e hidráulica) y en una reducción drástica del actual consumo energético, de manera que la energía fósil que actualmente se utiliza quedaría reducida a usos de supervivencia o a usos médicos. Esto implicaría, entre otras cosas, la práctica desaparición del transporte aéreo y de los vehículos con motor de explosión, que serían sustituidos por la marina a vela, la bicicleta, el tren y la tracción animal; el fin de las grandes superficies comerciales, que serían sustituidas por comercios de proximidad y por los mercados; el fin de los productos manufacturados baratos de importación, que serían sustituidos por objetos producidos localmente; el fin de los embalajes actuales, sustituidos por contenedores reutilizables; el fin de la agricultura intensiva, sustituida por la agricultura tradicional de los campesinos; y el paso a una alimentación mayormente vegetariana, que sustituiría a la alimentación cárnica. En términos generales todo esto representaría, en suma, un cambio radical de modelo económico, o sea, el paso a una economía que, en palabras de los teóricos del decrecimiento, seguiría siendo de mercado, pero controlada tanto por la política como por el consumidor. La economía de mercado controlada o regulada tendría que evitar todo fenómeno de concentración, lo que, a su vez, supondría el fin del sistema de franquicias; potenciaría el fomento de un tipo de artesano y de comerciante que es propietario de su propio instrumento de trabajo y que decide sobre su propia actividad. Se trataría, pues, de una economía de pequeñas entidades y dimensiones, que, además -- y esto es otro punto fuerte de la actual teoría del decrecimiento-- no tendría que generar publicidad. Esto pasa por ser una conditio sine qua non para el descrecimiento sostenible. La producción de equipos que necesita de inversión sería financiada por capitales mixtos, privados y públicos, también controlados desde el ámbito político. Y el modelo alternativo introduciría, además, la prohibición de privatizar los servicios públicos esenciales (acceso al agua, a la energía disponible, a la educación, a la cultura, a los transportes públicos, a la salud y a la seguridad de las personas).
La economía del decrecimiento estaría orientada hacia un comercio justo real para evitar así la servidumbre, las nuevas formas de esclavitud que se dan en el mundo actual y el neocolonialismo. En la mayoría de las aproximaciones recientes a la idea de decrecimiento se postula que éste tendría que organizarse no sólo para preservar el medio ambiente sino también para restaurar aquel mínimo de justicia social sin el cual el planeta está condenado a la explosión, porque supervivencia social y supervivencia biológica están siempre interrelacionadas.Extracto del artículo de Francisco Fernández Buey ¿Es el decrecimiento una utopía realizable?. Publicado en el nº 100 de la revista Papeles de relaciones ecosociales y cambio global, Madrid, 2008.

Encuentro internacional de Traperos de Emaús

Este fin de semana se ha celebrado en Pamplona el Encuentro Internacional de Traperos de Emaús. Se han reunido más de 100 personas, de Francia, Murcia, Madrid, Chile, Perú, Bélgica.... y además de las actividades internas han tenido una parte de reflexión abierta a todo interesado (y enterado, porque no les han dado mucha difusión). Nos habremos juntado unos 80 el viernes y 50 el sábado.
Los temas: cómo hacer frente a un sistema que margina, explota, genera cada vez más desigualdad, peores condiciones de vida y, a la vista está, no resulta eficaz en la gestión, ni siquiera con las manos totalmente libres como está ahora. Adelanto: no hay respuestas mágicas, hay que partir de la derrota de las luchas por la igualdad y la justicia (aunque ha habido avances en las ultimas décadas, pero los borrones son mayores). Y actuar, actuar, actuar... allá donde se pueda hacer daño al sistema, desde lógicas no impositivas, apostando por combinar el cambio personal y la transformación estructural, abiertos a no encasillarnos en identidades constrictoras... Pistas: todo lo relacionado con objeciones de conciencia, hacer daño en el consumo, cambiar las perspectivas en ciertas demandas (pedir la igualación a la baja, decrecimiento, al fin, porque si se pide al alza se está beneficiando a los privilegiados del sistema).

Segunda conferencia: las utopías, su necesidad, un repaso por su historia...
Y la tercera conferencia sobre el Norte y el Sur, los esquemas de superioridad inculcados, inoculados, a base de siglos de creernos más que el sur. su carácter totalmente convencional, útil en cuanto nos permita conocer la realida para transformarla, pero no mucho más.... Ponente llegado de Chile, y mensaje claro: desde el Sur surgen hoy muchas luces para un cambio del sistema, el norte no tiene la exclusividad de propuesta, al revés, igual es verdad aquello de que la razón está de parte de los pobres (y cada uno entienda lo que quiera por razón).
Lo dicho, enhorabuena traperos, y otra vez a ver si le dais más publicidad al tema.

2008/10/01

Sentimientos ambivalentes ante una crisis largamente esperada

Ya está aquí, todas las alarmas han sonado, ¡llega la crisis! se destruye el empleo, disminuye la liquidez, los bancos no prestan, los rentistas desconfían, el petróleo se contiene (intuyo que por no mucho tiempo), y la economía oficial, la única -parecía hasta ahora- busca salidas "ortodoxas" que minimicen los efectos... para que ¡todo siga igual! aunque ya nada vaya a ser igual.
Se oyen voces, pocas todavía, que indican el carácter estructural de la crisis (los más prefieren-sólo pueden hablar de ajustes coyunturales...
Y uno en su ignorancia, bienintencionada sí, se alegra por la oportunidad que la crisis supone para subvertir el "orden" económico global: ése del dominio del mercado, el todo vale para obtener beneficios, el expolio de Africa, los proteccionismos ventajistas, la masacre ambiental... y todo eso que si alguien lee todavía este mensaje ya conoce...
Crisis, oportunidad para cambiar la perspectiva del desarrollo, economía de abrazos, decrecimiento sostenible, transporte sostenible, alto al imperio del ladrillo, soberania alimentaria, glocalización...
Quienes han consentido y animado esta situación amenazan: si no actuamos (en su línea, claro), cada día estaremos peor y vamos hacia el desastre (Bush). Actuar toca, pues, tiempo de sembrar decrecimiento para desarrollarnos todos y todas.
¿Y en Navarra? Viviendas vacías, crisis inmobiliaria, amenazan con nuevas urbanizaciones, mucho jardín, mucha farola,mucho chalé, mucha insostenibilidad, eso sí, todo muy sostenible.
Economía del conocimiento... pero seguimos aferrados a la industria de la automoción.
¿Y si está llegando el momento del decrecimiento actuante? ¿Y si se nos pasa?
Pues eso.